El establecimiento es un negocio de hostelería organizado en torno al vino y asentado en tres pilares básicos: el producto (cuya variedad y calidad es la mayor del sector), el ambiente (que invita a la degustación y la conversación) y el trato de complicidad y confianza mutua con el cliente.

Un BUEN NEGOCIO en un doble sentido:

1. Por supuesto, en el aspecto económico. es un negocio altamente rentable. La experiencia del franquiciador le ha permitido optimizar los aspectos claves del negocio: selección de la oferta, personal no cualificado en cocina, ocho horas de apertura que reducen costes de personal, no primerísima línea comercial, inversión reducida. Ofrece de esta forma una alta rentabilidad y una rápida recuperación de
la inversión.

2.Es un buen negocio, porque opera dentro de un sector atractivo, atrayente, vivo y tremendamente dinámico. Es la opción ideal para un amante de la cultura del vino.

Presenta un atractivo emocional:

- Nivel de implicación con el cliente. En prácticamente ningún concepto del sector se puede llegar a un nivel de complicidad con el cliente como el que ofrece.
. Para la persona que participa de “La cultura del Vino” la compra del producto se convierte en algo cotidiano (por la recurrencia de la compra) pero excepcional a la vez, ya que cada compra se convierte en una nueva experiencia, donde el vendedor se convierte en un asesor y alguien con el que compartir sensaciones y novedades.

Experiencia Compartida, el éxito del negocio se sustenta en un amplísimo conocimiento del mundo del vino, que debe ser transmitido a cada empleado y franquiciado, que lo irán enriqueciendo con el contacto y la transmisión de experiencias mutuas con el cliente. Ese círculo de información debe cerrarse con el retorno de esas experiencias compartidas y enriquecidas, de nuevo a la Central.

Sólo de esta forma se puede mantener esa posición de elevado conocimiento del sector.