LA CAFEINA “INVISIBLE” DE LA DIETA DE LOS NIÑ@S
Uno de los motivos por los que a los `peques´ de la casa les cueste tanto irse a la cama puede estar escondida en lo que comen, y el motivo no es otro que la cafeína que se “esconde” en alguno de los alimentos cotidianos que, por desconocimiento, incluimos en la dieta de nuestros niñ@s y que de manera general, pueden influir en su patrón de sueño.
La cafeína es el compuesto químico que conocemos con distintos nombres dependiendo de dónde se extraiga. Por ejemplo, la teína se encuentra en la planta del té; o la teobromina, presente en la planta del cacao, y que resultan tan estimulantes como lo que conocemos como cafeína convencional que asociamos generalmente a una taza de café.
Los efectos de la cafeína resultan más potente en los niños que en los adultos ya que tanto el impacto como el efecto están relacionados con el peso corporal de quien lo consume y, aunque no les demos café de manera directamente, la cafeína sigue presente en muchos otros alimentos como:
El chocolate y sus derivados como los batidos y turrones, el caco del desayuno, las galletas con relleno… muy presente en la dieta de los niñ@s y que, si bien no contiene dosis altas de cafeína, cuando lo consumen repetidamente puede afectar a su nivel de alerta.
Los refrescos, muy populares entre los nenes de la casa, que no sólo contienen cafeína en grandes cantidades sino que también acumulan grandes cantidades de azúcar y el gas propio de las bebidas carbonatadas. Este tipo de bebidas además de poder provocarles problemas de digestión y mantenerles despierto se encuentran, dentro de la pirámide alimenticia, entre lo que conocemos como `calorías vacías´; las que no aportan ningún tipo de nutriente esencial a la dieta de los niños y favorecen la aparición del sobrepeso y de la obesidad infantil.
Bebidas con sabor a té helado, que incorporan en su composición, estimulantes y azucares añadidos que, si no se consumen con cuidado, pueden producir efectos equivalentes a los de los refrescos de cola, naranja o limón.
Desde el Departamento Nutricional de Lysmon recordamos a los padres que la clave para reducir su consumo entre los niños es reducir progresivamente la ingesta de las bebidas cafeinadas que toman a lo largo del día sustituyéndolas por alternativas más saludables como el agua, la leche o los zumos naturales y que, este tipo de sustancias, trabajan estimulando el sistema nervioso central manteniendo a los peque bien despiertos hasta tarde y que, consumidas en exceso, pueden provocar otros efectos como la pérdida de concentración, el dolor de cabeza, a impulsividad o las náuseas.