Nemomarlin reivindica el juego para los niños
. Niños juguetones es sinónimo de niños felices. Así de claro lo tiene Nemomarlin (Y es que la Red de Escuelas infantiles, consciente de que cada vez se practica menos el saludable arte de jugar, recuerda a papás y mamás, lo esencial de dicha actividad. “Además de ser placentera, es necesaria para el desarrollo cognitivo y afectivo del niño. Favorece la maduración y el pensamiento creativo. Con el juego, los niños comprenden cómo funcionan las cosas, lo que puede o no puede hacerse con ellas, descubren que existen reglas de causalidad, probabilidad y conducta que deben aceptar si quieren que los demás jueguen con ellos. Los juegos de los niños deben considerarse como sus actos más serios”, recalca Myriam García de Arboleya, Directora Psicopedagógica de Nemomarlin.
Por ello Nemomarlin no se cansa de repetir que tan importante como el comer, el beber o el dormir, es el jugar. “El juego espontáneo está lleno de significado. Si queremos conocer al niño, es necesario comprender sus juegos, descubrir sus inquietudes, miedos y deseos que no pueden expresar con palabras y que encuentran salida a través del juego”, añade García de Arboleya.
Así las cosas esta reconocida Red de Educación Infantil nos descubre cuál ha de ser la evolución normal en el tipo de juego de los hijos:
El principio del juego. Durante los primeros dieciocho meses el niño se relaciona con el mundo a través de sus sentidos y actuando sobre él. Sólo existe el aquí-y-ahora. Su primer juego es conseguir repetir movimientos de su cuerpo, meterse la mano en la boca... Después intenta reproducir reacciones en objetos fuera de él, mover un sonajero, etc. “Hay un juguete esencial, la persona que está con él, que le cuida, le habla, le canta, le acaricia y juega”, señala Myriam García de Arboleya, Directora Psicopedagógica de Nemomarlin.
El juego simbólico. El juego simbólico o de ficción es el juego infantil por excelencia. “El niño necesita inventarse su propio mundo a partir de aquello que vive, traduciéndolo a un lenguaje simbólico y personal, con el que adapta el mundo a sus necesidades. Por medio de este juego el niño asimila poco a poco ese mundo externo y se adapta”, aclara dicha experta.
Juego y desarrollo intelectual. Es una actividad necesaria para su desarrollo intelectual, emocional y social. “Permite tres funciones básicas: la asimilación, comprensión y adaptación a la realidad. Favorece adquisiciones sociales tempranas y habilidades de comunicación social”, subraya García de Arboleya.
Juego y personalidad. Los niños, al jugar, desarrollan múltiples facetas de su personalidad: Aprenden a relacionarse con el entorno y perfeccionan sus múltiples habilidades. “Es decir desarrollan sus aspectos más creativos. Canalizan su energía física, mental y emocional. El juego cambia con el crecimiento del niño. Pronto estará representando personajes y expresándose libremente. Establecerá reglas a los juegos, ejercitando su capacidad de autocontrol y autonomía”, finaliza.